No caigas en dietas milagro: Este tipo de dietas prometen una pérdida de peso rápida, fácil y en base a poca o nada evidencia científica, peligrosas características que las alejan de una alimentación sana y equilibrada. Las “soluciones” rápidas contra el sobrepeso nos exponen a engaños y riesgos graves para la salud, puesto que producen una carencia de los nutrientes esenciales para el funcionamiento del organismo y suelen ser ineficaces en el control del peso a medio y largo plazo (como te explicamos más profundamente en este artículo: El peligro de las dietas milagro.
Utiliza el método del plato: Éste consiste en dividir un plato llano de 23-26 cm de diámetro en 3 porciones y destinar la mitad de su superficie a verduras, una cuarta parte a alimentos con hidratos de carbono complejos y, el otro cuarto, a proteínas de calidad. ¡Pon tu ración completa en el plato para controlar las cantidades que vas a ingerir y evitar comer por los ojos!
Evita las tentaciones: Procura, al menos durante las primeras semanas de dieta, comer en casa o prepararte tus propios túperes saludables. Muchas veces al comer en restaurantes es complicado controlar las raciones e ingredientes de los platos.
Respeta unos horarios regulares, come sin prisa y mastica 20 veces cada bocado, para facilitar la saciedad y la digestión. Nuestro suplemento alimenticio Triptófano con magnesio y Vitamina B6 puede ayudarte a combatir la ansiedad por la comida, así como a mejorar el estado de ánimo y a reducir la fatiga.
¿Te apetece algo dulce de postre? Tómate una infusión tibia y afrutada, con edulcorantes naturales si lo deseas, y saboréala despacio.
Lávate los dientes al acabar de comer: El sabor mentolado del dentífrico ayuda a muchas personas a reducir el deseo de picar entre horas.
Asegura una correcta hidratación, como mínimo a partir de 6-8 vasos diarios de agua mineral natural cada día. Además de ser imprescindible para el funcionamiento general del organismo, cuando bebemos menos agua de la necesaria es fácil confundir la sensación de deshidratación con hambre.
Realiza, al menos, 150 minutos a la semana de actividad física moderada y adaptada a tus capacidades, para combatir el estrés y ayudarte contra el hambre emocional (aquella que aparece de repente y se caracteriza por hacernos desear normalmente dulces, snacks o alimentos de baja calidad nutricional, que tampoco acaban de saciarnos). Si quieres saber más sobre el hambre emocional, lee nuestro anterior artículo ¿Cómo distinguir el hambre emocional?
Como ves, la clave no está en hacer simplemente dieta, sino en una correcta educación nutricional que garantice el cambio de hábitos, para mantener los resultados que estás consiguiendo en el tiempo. ¡Tú puedes conseguirlo!