- Acepta las emociones negativas: Aprender a no castigarnos por cometer errores o sentir debilidad, se relaciona con menor probabilidad de padecer ansiedad, depresión o baja autoestima.
- Aprende a gestionar correctamente las relaciones interpersonales: Trabajando la empatía, siendo más honesto, ayudando más a los demás, siendo agradecido, etc.
- Haz deporte de forma habitual: Combinar trabajos aeróbicos con ejercicios diarios moderados agranda las cámaras del corazón, mejora la tensión arterial, ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y mejora el estado de ánimo.
- Abarca lo más importante, lo justo y necesario, para unos mejores resultados y para no generar estrés, ya que puede poner en juego nuestra salud y bienestar.
- Incorpora técnicas de relajación en tu día a día, como la meditación.
- Alimenta tu cerebro: Para asegurar que el tejido nervioso esté bien nutrido, la alimentación debe incluir hidratos de carbono complejos, triptófano, vitaminas del grupo B (que intervienen en la biosíntesis de neurotransmisores y en la formación de las vainas de mielina de las neuronas), hierro (para la concentración y la memoria) y ácidos grasos poliinsaturados (necesarios para el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso, por su abundante presencia en la membrana de las neuronas).
De hecho, se ha observado una relación inversa entre la ingesta de ácidos grasos polinsaturados, proteínas y ciertos micronutrientes (como el triptófano, el omega 3, el magnesio o el zinc) con la prevalencia de ansiedad, irritabilidad, tristeza, depresión, estrés e insomnio o descanso inadecuado. Por el contrario, la ingesta de alimentos procesados y carbohidratos simples se ha asociado de forma directa.
De entre estos nutrientes, destaca el triptófano, un aminoácido esencial, es decir, el cuerpo no lo puede fabricar por lo que se debe obtener a través de la alimentación. Su función consiste en la producción y mantenimiento de las proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores como la serotonina, también llamada “hormona de la felicidad”, ya que favorece el equilibrio emocional. De esta forma, favorece la salud y bienestar general, el estado de ánimo y la calidad del sueño, previniendo el insomnio y la depresión. Gracias a sus propiedades, resulta de gran ayuda consumirlo a través de alimentos ricos en este nutriente y mediante complementos alimenticios como nuestro Triptófano con magnesio y vitamina B6.
También es importante alimentar a nuestro cerebro mediante actividades que lo estimulen y nos hagan sentir bien, como leer un buen libro, escuchar música, acudir a una exposición de arte, estar en contacto con la naturaleza…
Siguiendo estas pautas y con una actitud positiva y resiliente ¡conseguirás pronto ser más feliz!
