Pero ¿qué son las alergias alimentarias? Son reacciones de origen inmunitario y no tóxico, originadas porque nuestras propias defensas detectan como extrañas sustancias que en realidad no lo son y activan una cadena de procesos para combatirlas e intentar lograr de nuevo el equilibrio. Mediadas por los anticuerpos IgE, se presentan en menos de 2 horas desde la exposición oral al alimento y pueden causar síntomas leves (urticaria, descomposición…) o muy graves. Por eso, las personas alérgicas deben ser siempre extremadamente cuidadosas con los alimentos que ingieren e informar bien a su entorno.
¿Cuáles son los principales alérgenos alimenticios?
Aunque casi cualquier alimento que contenga proteínas puede causar una alergia alimentaria, algunos las originan con mayor frecuencia. De hecho, los alérgenos alimenticios más comunes son la leche de vaca, los huevos, la soja, el trigo, el pescado, los crustáceos, las frutas, las legumbres y los frutos secos. De entre estos alimentos, la soja, los cacahuetes y las almendras tienen un riesgo más elevado de provocar un shock anafiláctico, aunque si el grado de alergia es leve sólo producirán nauseas, dolor de cabeza e inflamación de labios y lengua.
Con el propósito de conseguir la máxima protección de los consumidores, el Parlamento Europeo ha establecido normas de etiquetado que obligan a indicar la presencia de estos ingredientes cuando se incorporan a los alimentos (Reglamento (UE) nº 1169/2011). En esta normativa se especifica que la información sobre los alérgenos debe aparecer en la lista de ingredientes del etiquetado, destacada mediante una composición tipográfica que la diferencie claramente del resto (p. ej. mediante el tipo de letra, estilo o color de fondo). En envases que no tengan impresa la lista de ingredientes, debe incluirse la mención “contiene” seguida de la sustancia. Respecto a nuestros suplementos, podréis encontrar dicha información sobreimpresa en los envases, así como en nuestra página web.
Es imprescindible que las personas alérgicas tomen siempre las siguientes precauciones:
Medidas de prevención:
- Leer siempre los ingredientes de los alimentos que se vayan a utilizar en la preparación del menú diario, así como las etiquetas de todos los productos.
- Cocinar primero la comida de la persona alérgica para evitar contaminaciones cruzadas. Manipular cuidadosamente los utensilios (mejor si son exclusivos para el alérgico). Higienizar todas las superficies de trabajo.
- Eliminar totalmente el alérgeno de la dieta. Ante la duda de si está o no presente en un producto, no tomarlo.
- Tener cerca la medicación oportuna, especialmente en casos de alergias muy graves.
- En niños, aportar el certificado médico al comedor escolar para evitar confusiones e informarse del menú que va a consumir el niño/a semanalmente.
Por otro lado, también existen las intolerancias alimentarias, que se diferencian en que no se relacionan con nuestras defensas, sino con un problema metabólico o digestivo, y los síntomas son bastante más leves. Por ejemplo, cuando existe intolerancia a la lactosa se producen diarreas debido a la incapacidad de ciertas personas de digerir el azúcar de la leche.
Pero no renunciemos a los grandes beneficios de los lácteos ni de cualquier otro grupo de alimentos saludables solamente porque tengamos algún conocido con una intolerancia, ya que se trata de casos puntuales y la alimentación, para que sea completa, ha de adaptarse a las características individuales de cada uno.
Si quieres información sobre un tema relacionado, no te pierdas el artículo “Todo sobre la intolerancia a la lactosa”.
