Protege tu corazón

Protege tu corazón

¿Ya cuidas suficientemente este órgano tan importante para tu cuerpo? ¿Sabes cómo hacer para prevenir enfermedades cardiovasculares? Tranquilo/a, hoy vamos a explicarte cómo proteger tu corazón con multitud de consejos. ¡Sigue leyendo!

Mañana es el Día Mundial del Corazón, un órgano fundamental compuesto de tejido muscular y que bombea sangre a todos los rincones del cuerpo a través de los vasos sanguíneos. De ahí que sea imprescindible para la vida y que tengamos que esforzarnos en cuidarlo lo máximo posible.

 

 

Cómo afecta el consumo de grasa al corazón

La primera medida que se te vendrá a la cabeza es reducir el consumo de grasa, pero no todas son iguales y, para cuidar el corazón, hay que saber diferenciarlas:

¿Sabías que existen determinadas grasas sin las cuales no podemos vivir, ya que desempeñan funciones vitales en nuestro cuerpo? Sujetan y protegen órganos como los riñones, nos aportan energía en forma de reserva, ayudan a protegernos del frío… Por eso, debemos asegurar su correcto aporte a través de la alimentación. 

Ahora bien, las grasas que se encuentran en mantequillas y margarinas, snacks, bollería, carnes rojas, embutidos, patés, alimentos precocinados o fast food son perjudiciales cuando se consumen en exceso. No es que se trate de alimentos prohibidos (ya que no los hay), pero tenemos que tomarlos de manera muy ocasional (es decir, 1 o 2 veces a la semana en total). 

 

Colesterol y salud cardiovascular

El colesterol es una grasa saturada, pero en cantidades adecuadas es indispensable para la vida porque ayuda al cuerpo a sintetizar hormonas y vitamina D, a formar la bilis, a mantener la estructura celular, etc. Sin embargo, cuando se encuentra en exceso supone un grave problema ya que puede obstruir las paredes de las arterias y aumentar el riesgo cardiovascular, tanto como la edad avanzada, la HTA, la hiperglucemia, el tabaco, el estrés y el sedentarismo.

Es muy fácil de identificar, pues es exclusivamente de origen animal, y existen diferentes tipos en función de las lipoproteínas que lo transportan por la sangre: si se une a la lipoproteína HDL, tenemos el conocido como colesterol bueno, porque elimina el exceso de colesterol de la sangre. En cambio, si el colesterol se une a la lipoproteína LDL, tenemos el conocido como colesterol malo, ya que tiende a acumularse en las paredes arteriales, estrechándolas y dificultando la circulación sanguínea (por la formación de placas de ateroma). 

Lo ideal es no superar los 200 mg de colesterol total por decilitro de sangre (100 mg/dl para el LDL-colesterol). Para tener estos niveles controlados, es básico realizarnos analíticas de sangre periódicas, pues un exceso de colesterol no nos mostraría síntomas hasta que nos diera “un susto” repentino.

Las claves para mantener a raya el colesterol LDL son: seguir una dieta equilibrada, (basada en alimentos vegetales, proteínas magras y con pocas grasas saturadas y azúcares refinados), evitar los hábitos tóxicos y hacer ejercicio físico de forma regular. 

 

El papel cardioprotector del deporte

No hay que descuidar el deporte como parte de nuestros buenos hábitos diarios, pues el movimiento “activa” el corazón. Recomendamos practicar actividad física aeróbica durante 40 minutos al día (caminando a paso ligero, nadando, bailando…), combinada con 3-4 sesiones semanales de tonificación, utilizando mancuernas de 1 kg o botellas de agua, por ejemplo.

También ayuda a mejorar el estrés, otro de los factores de riesgo cardiovascular, tan común en la vida de las personas actualmente. Aprende a gestionarlo, cuida de tu salud mental y ayúdate con 2 comprimidos diarios de Triptófano con Magnesio y vit. B6, que interviene en la síntesis de la “hormona de la felicidad”, favoreciendo la relajación y el equilibrio. 

Y si detectas que tienes dislipemia o buscas un efecto antiinflamatorio, los alimentos ricos en Omega 3 como los frutos secos, las semillas, las algas, la avena, el aguacate, los huevos o el pescado azul contienen este nutriente tan importante, que ayuda a regular los niveles sanguíneos de colesterol y triglicéridos, refuerza la integridad de las membranas celulares, protege a las células frente al estrés oxidativo y mejora la sensibilidad a la insulina, lo cual optimiza la quema metabólica de grasa. Una forma sencilla de reforzar la dieta es tomando Aceite de hígado de Bacalao, pues de forma concentrada aporta cantidades estupendas de EPA y DHA, además de vitaminas D, A y E. 

Ahora que ya sabes cómo cuidar tu corazón ¡ponlo en práctica, valdrá la pena!

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