¿Por qué el amor te hace sentir feliz?

Esta pregunta tiene varias explicaciones:

• Se ha comprobado científicamente que el amor activa las hormonas de la felicidad (aumenta los niveles sanguíneos de serotonina, endorfina y dopamina), lo que provoca que estemos más animados, más relajados y más motivados. Estos cambios hormonales provocan también que nuestras pupilas se dilaten, nuestras palpitaciones aumenten y lleguemos a percibir ciertas sensaciones similares a las de los efectos de algunos estimulantes.
• El amor te hace estar centrado en recuerdos agradables que desencadenan sensaciones positivas, que contribuyen a la felicidad. Además, estar enamorado predispone a buscar todo aquello que mantenga ese estado, ya sea de manera activa o sin darnos cuenta.
• Querer estar “a la altura” de la persona amada hace que normalmente busquemos mejorar para conseguir nuestra mejor versión, cosa que deberíamos hacer aunque no estemos enamorados. Este hecho, unido a la felicidad que despertamos en la otra persona, nos va haciendo ganar autoestima y, por lo tanto, nos reconforta.
• También, estar en pareja puede hacer que nuestra vida se vuelva más dinámica y que conozcamos a más personas, lo cual nos ayudará a crecer como personas y a ampliar nuestros horizontes.
• Nos ayuda a huir de la soledad: El ser humano es social por naturaleza y la soledad emocional está vinculada a sentimientos de incomprensión, tristeza e inseguridad, por lo que el amor nos debería ayudar a conseguir sensaciones totalmente contrarias.

El amor empieza en ti

Pese a estos beneficios del amor romántico, piensa que realmente “el amor está en ti mismo”: nosotros somos capaces de generar y demostrar amor, y hemos de procurar hacerlo de la mejor forma posible, empezando por querernos a nosotros mismos. Algunas personas son capaces de despertar en nosotros ese sentimiento, pero los responsables de controlarlo y utilizarlo correctamente hemos de ser nosotros.

Como sostiene la Organización Mundial de la Salud, la salud es el estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad. Por lo tanto, es fundamental que además de procurar llevar una alimentación equilibrada, evitar los hábitos tóxicos, realizar deporte periódicamente y descansar bien, nos relacionemos con buenas compañías, que nos aporten amor de calidad y felicidad.