Si no lo hacemos, el estrés crónico y las emociones negativas pueden llegar a afectar el sistema inmunológico, debilitando su capacidad para combatir enfermedades y para recuperarnos de lesiones. Además, este estado de alerta se relaciona con presión arterial elevada y una peor calidad del sueño, lo que conduce a una apariencia cansada, con ojeras y una piel menos saludable. Incluso es habitual el envejecimiento celular prematuro de la piel y el cabello en las personas afectadas.
Otro aspecto negativo del estrés y las tensiones emocionales es que pueden llevar a una postura corporal encorvada y tensa, lo que puede afectar la salud de la espalda y los músculos. Cuando vivimos con esa carga, a veces también se llega a dejar de lado el cuidado personal (higiene y nutrición deficientes, sedentarismo y una apariencia general menos cuidada) o a recurrir a comportamientos no saludables como comer en exceso o beber alcohol para tratar de lidiar con el estrés, lo que puede tener un impacto en el peso corporal y dificultar más nuestro bienestar.
Cómo tener buena salud física y mental
Una poderosa herramienta para el día a día, que ofrece múltiples beneficios para la salud mental y física, es la meditación. Consiste en prestar atención de manera intencionada al momento presente, sin juzgar ni dejarse llevar por pensamientos pasados o futuros. Esta práctica saludable permite cultivar el mindfulness o atención plena, un estado mental, emocional y físico que ayuda a conseguir una gran relajación y a cuidar del bienestar emocional. Si quieres más consejos en este sentido, echa un ojo a nuestro anterior artículo Tips para ser más feliz.
Beneficios del mindfulness
Meditar regularmente, por lo tanto, puede suponer un cambio positivo en la manera de interpretar el entorno porque nos hace conscientes de la realidad de ciertos aspectos de nuestra vida que son importantes y que habitualmente nos pasan desapercibidos. Los principales efectos beneficiosos que conseguiremos con el mindfulness son:
- Reducir los niveles de estrés y ansiedad, permitiendo que la mente se calme, se libere y se enfoque en el presente en lugar de preocuparse constantemente por el futuro o por rumiar el pasado con patrones de pensamiento repetitivos y negativos.
- Mejorar la salud física: Gracias a una reducción de la presión arterial, mejor descanso nocturno y fortalecimiento del sistema inmunológico.
- Mayor concentración en las tareas y actividades diarias, reduciendo la tendencia a la distracción y aumentando así la productividad y la creatividad.
- Mayor resiliencia: El mindfulness fomenta la capacidad de afrontar situaciones difíciles con mayor calma, adaptabilidad y flexibilidad.
- Crecimiento personal: Mejor toma de decisiones y comunicación más efectiva, reflexiva y empática con los demás.
Cómo hacer mindfulness
No hay una única forma «correcta» de meditar, sino que diferentes enfoques pueden funcionar para diferentes personas. Lo que está claro es que practicar mindfulness de manera efectiva requiere tiempo, paciencia y perseverancia.
Aquí tienes unos tips sencillos para ayudarte a entrenar la atención plena de manera efectiva, sin olvidar que la clave está siempre en ser constantes. De esta forma podremos experimentar poco a poco resultados significativos, que pueden variar de una persona a otra:
- Establece un horario regular: Elige un momento del día en el que puedas meditar como parte de tu rutina diaria, para que la práctica se acabe convirtiendo en un hábito.
- Empieza con sesiones cortas, de 5 a 10 minutos, y ves aumentando gradualmente a medida que te sientas más cómoda. No esperes resultados inmediatos y sé paciente contigo misma mientras desarrollas esta nueva habilidad.
- Encuentra un lugar tranquilo y sin distracciones, como una habitación tranquila en tu casa o un espacio al aire libre que te permita concentrarte sin interrupciones.
- Adopta una posición cómoda, sentada en el suelo o en una silla con la espalda recta.
- Enfócate en la respiración: Siente cómo entra y sale el aire de tu cuerpo, concentrándote en ello para evitar que tu mente divague. No te juzgues si esto sucede, pues la mente tiende a dispersarse y es normal. Simplemente observa los pensamientos y vuelve a enfocarte en el presente.
- Utiliza opcionalmente recursos de apoyo, como aplicaciones, videos y audioguías que son especialmente útiles.
En definitiva, encuentra el método que mejor se adapte a ti e intenta aplicar el mindfulness en tus actividades diarias, como al comer, caminar o interactuar con otros, para vivir de la forma más consciente posible. Con el tiempo, verás como tendrá un impacto positivo en tu bienestar emocional y físico. Como decíamos al principio: mens sana in corpore sano y viceversa.
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Gracias
Así lo haremos 🙂 ¡Gracias, Pilar!