La alimentación en la menopausia

En la menopausia se produce una disminución y desaparición posterior de las hormonas femeninas (estrógenos), con gran repercusión en la mujer, tanto a nivel físico como psicológico.

Este hecho provoca una serie de síntomas: amenorrea, sofocos, trastorno del sueño, sequedad en las mucosas y la piel, altibajos emocionales, uñas y cabello débiles, deterioro óseo y cambios en la composición corporal.

Por eso, es importante empezar a cuidarnos antes de que llegue la menopausia, para reducir la probabilidad de ganar peso, de padecer osteoporosis, de tener alteraciones en los niveles sanguíneos de colesterol, etc. Así, la alimentación ha de adaptarse a este nuevo período vital que requiere nuevos aportes nutricionales.

Es conveniente aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal por su aporte en fitoestrógenos (componentes de los vegetales similares a los estrógenos), antioxidantes y fibra, que ayuda a saciar, a mejorar el estreñimiento y a disminuir el colesterol. También, asegurar el aporte de magnesio, vitamina D, vitamina K, calcio y fósforo para conseguir mejorar la salud ósea, a partir de lácteos, pescados azules, verduras de hojas verdes o alimentos enriquecidos. Es recomendable exponerse a la luz solar al menos 10 minutos al día (en aquellas horas en las que el sol sea menos fuerte) y recurrir a suplementos como el Aceite de Hígado de Bacalao en caso de presentar déficit o necesitar un refuerzo de esta vitamina D, tan importante para la absorción y fijación del calcio y el fósforo en los huesos.

No olvidar la importancia de la proteína vegetal (que se encuentra en legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas) y de reducir el consumo de alimentos grasos y dulces, de los cuales contradictoriamente suele haber un incremento en su consumo. También es básico no picar entre horas y hacer mínimo 3 comidas principales al día y 2 tentempiés saludables.

Todas estas mejoras en la alimentación minimizarán la ganancia de peso que es fácil que se produzca a raíz de la menopausia, a causa del déficit hormonal, pero también debido a factores como la edad y la reducción de la práctica de ejercicio físico. Es por eso por lo que hay que procurar hacer deporte al menos 150 minutos a la semana para controlar la composición corporal, sentirse mejor anímicamente, mejorar la circulación y cuidar de la salud ósea, muscular y cardiovascular.

De esta manera conseguiremos sobrellevar este cambio de etapa de la mejor forma posible, sintiéndonos bien y cuidando la salud.

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