- No subestimes la disbiosis intestinal: el desequilibrio en la microbiota que puede alterar todo tu organismo.
- Cómo la microbiota intestinal influye en la acción de la insulina
- ¿Cómo es la flora intestinal de las personas con obesidad?
- El vínculo oculto con infartos y accidentes cardiovasculares
- Cómo una microbiota alterada puede activar enfermedades autoinmunes
No subestimes la disbiosis intestinal: el desequilibrio en la microbiota que puede alterar todo tu organismo.
El intestino no solo es el encargado de digerir lo que comemos. También alberga a miles de millones de bacterias, virus y hongos que forman lo que se conoce como microbiota o flora intestinal.
Esta comunidad microbiana actúa como un órgano más: ayuda a digerir ciertos alimentos, produce vitaminas y sustancias beneficiosas y, sobre todo, ayuda a regular el sistema inmune.
Cuando la microbiota está en equilibrio, todo marcha relativamente bien. Pero cuando este equilibrio se pierde (disbiosis), el intestino puede volverse más permeable y algunos fragmentos de bacterias o toxinas pasarán a la sangre, activando el sistema inmune.
¿El resultado? Una inflamación persistente de bajo grado, que no se nota a simple vista y actúa como fuego lento que va dañando tejidos y órganos desde el interior
- Aportan aminoácidos clave para reparar la mucosa.
- Estimulan la síntesis de colágeno en la lámina propia intestinal.
- Ayudan a reducir tanto la inflamación como la disbiosis.
- Favorecen la protección de las uniones estrechas que regulan qué sustancias pasan, o no, al torrente sanguíneo.
Aunque tomar Colágeno con Magnesio puede ser un buen punto de partida para intentar resolver la permeabilidad intestinal, debes saber que la microinflamación puede llegar a potenciar la resistencia a la insulina, facilitando la aparición de diabetes tipo 2 y el almacenamiento de grasa, sobre todo en la zona abdominal.
Esta permeabilidad intestinal también incrementa el riesgo de daño en los vasos sanguíneos, la hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares. Al mismo tiempo, el desajuste en las defensas puede empeorar enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, por lo que hay que intentar ponerle remedio lo antes posible.
Pero, ¿qué causa la disbiosis? Ciertas condiciones que alteran la diversidad de la microbiota y favorecen el crecimiento de bacterias proinflamatorias. Puedes conocerlas en profundidad y aprender a mejorar tu flora leyendo nuestro anterior artículo sobre Disbiosis intestinal.
Cómo la microbiota intestinal influye en la acción de la insulina
La inflamación de bajo grado interfiere con el funcionamiento normal de la insulina, una hormona clave para regular los niveles de azúcar en sangre.
Lo que sucede es que, aunque haya insulina circulando, las células no responden bien a ella y el cuerpo necesita producir cada vez más para lograr el mismo efecto hipoglucemiante, es decir, para reducir los niveles de azúcar en sangre.
Este esfuerzo extra termina alterando el metabolismo y, con el tiempo, puede llevar al desarrollo de diabetes tipo 2.
Además, la insulina en exceso favorece la acumulación de grasa, especialmente en la zona abdominal, lo que a su vez perpetúa la inflamación y empeora el cuadro metabólico.
¿Cómo es la flora intestinal de las personas con obesidad?
La microbiota intestinal de las personas con obesidad presenta diferencias significativas en comparación con la de individuos de IMC inferior a 30, incluyendo una menor diversidad bacteriana y cambios en la proporción de ciertas especies.
En particular, se ha observado un aumento en la proporción de bacterias Firmicutes en relación con Bacteroidetes, cuando lo ideal parece ser que estas especies estén equilibradas.
Aunque es un tema que todavía tiene que estudiarse mucho más, este hecho parece estar directamente relacionado con microinflamación, un peor metabolismo de las grasas y los azúcares, desregulación del apetito y del consumo energético.
En concreto, el hipotálamo (región del cerebro que regula el hambre) suele volverse menos sensible a señales como la leptina, la hormona que indica saciedad. Esto lleva a una mayor ingesta de alimentos de alta palatabilidad y un menor gasto calórico.
Además, la inflamación promueve el almacenamiento preferencial de grasa en la zona abdominal, una localización especialmente peligrosa porque se asocia a enfermedades metabólicas y del corazón.
Así, un intestino desequilibrado no solo afectará cómo digerimos, sino también cómo almacenamos la energía y cómo nos encontramos en general.
El vínculo oculto con infartos y accidentes cerebrovasculares
Cuando el sistema inmune está constantemente activado por sustancias que atraviesan un intestino permeable, se liberan moléculas inflamatorias que pueden dañar el endotelio, que es la capa interna que recubre los vasos sanguíneos. Esto favorece la formación de placas de grasa y colesterol (aterosclerosis), endureciendo y estrechando las arterias. A su vez, este proceso puede llevar al aumento de la presión arterial, infartos o accidentes cerebrovasculares.
Cómo una microbiota alterada puede activar enfermedades autoinmunes
El sistema inmunológico necesita un entorno equilibrado para aprender a diferenciar entre las amenazas reales y los propios tejidos del cuerpo (a los que debería proteger). Cuando hay disbiosis intestinal, este mecanismo puede alterarse, produciendo una respuesta inmune descontrolada o que ataca al propio organismo.
En el caso de la artritis reumatoide, por ejemplo, hay evidencia de que ciertas bacterias pueden estimular células inmunitarias que atacan las articulaciones, generando inflamación, dolor y destrucción progresiva. Esta relación entre microbiota y autoinmunidad también se ha observado en otras enfermedades, como el lupus o la esclerosis múltiple, lo que sugiere que mantener una microbiota sana podría ser una estrategia preventiva importante, que no hay que obviar.
Podemos concluir, pues, que nuestro intestino y sus microbios no solo afectan cómo digerimos los alimentos, sino que también pueden influir mucho en el desarrollo de enfermedades crónicas a través de la inflamación asociada a su desequilibrio.
La buena noticia es que al cuidar de nuestra microbiota intestinal también estamos cuidando de nuestra salud metabólica, cardiovascular e inmunológica.
Así, lo más probable es que una alimentación más consciente y un estilo de vida equilibrado no solo nos hagan sentir mejor, sino que también nos estarán previniendo de sufrir enfermedades a largo plazo.
Sigue leyendo más sobre la disbiosis intestinal en este artículo: Disbiosis intestinal: descubre la causa de tu inflamación
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