Es fundamental mantener ciertos alimentos en frío: entre 1 y 4ºC si se trata de carnes o pescados, entre 5 y 8ºC para el resto, y a menos de 18ºC en el congelador. Si compras pescado o carne y sabes que no los vas a consumir en breve, mételos directamente en el congelador, indicando la fecha del día.
Al realizar la compra…
Primero introduce en la cesta los alimentos que no necesitan frío, luego los refrigerados y, por último, los congelados. Si vas a tardar en llegar a casa, mételos en una bolsa isotérmica, para que no se rompa “la cadena de frío”.
Almacenamiento en casa
Una vez en casa, guarda en primer lugar los alimentos congelados. Luego, las carnes, pescados y platos preparados en la zona más fría del frigorífico (la que está en contacto con el congelador), y las verduras y frutas en la siguiente zona. Coloca los que tengan próxima la fecha de caducidad más a mano.
Es recomendable lavar las verduras antes de guardarlas, bajo el grifo durante 30 segundos o sumergiéndolas unos instantes en agua hirviendo.
Procura no amontonar los alimentos en la nevera para que el aire circule entre ellos y revisarlos de vez en cuando para evitar que caduquen antes de ingerirlos. Las frutas pequeñas y delicadas suelen aplastarse y estropearse muy rápido, así que es recomendable almacenarlas una al lado de la otra (en una sola capa).
Separa los alimentos en tuppers o bolsas con un cierre adecuado para evitar contaminaciones cruzadas y alargar su conservación. Por ejemplo, los plátanos son las frutas que más gas etileno desprenden, por lo que es básico alejarlos del resto de frutas y verduras.
Además, evita que la comida que cocines se vaya enfriando fuera de la nevera, sobre todo en verano. En cuanto deje de quemar, refrigérala. Ten en cuenta que un alimento contaminado no siempre tiene mal aspecto o huele mal. De igual modo, no conserves restos de alimentos en su lata original, sino cámbialos a un recipiente de plástico o cristal; no utilices las manos sucias o cubiertos que tengan restos de alimentos para manipular la comida, aleja los alimentos de la luz, del suelo y de las fuentes de calor, y guárdalos lejos de productos de limpieza.