Para ello, es muy importante que la alimentación se adapte a los distintos periodos de la vida de la mujer, en los que se producen varios desequilibrios hormonales (pubertad, embarazo, menopausia…), y que contenga:
Además, los días previos a la menstruación el cuerpo suele necesitar más energía, normalmente en forma de hidratos de carbono complejos, que calman la ansiedad y sacian. Deben evitarse, en cambio, otros alimentos como los refrescos carbonatados, los alimentos ricos en azúcares simples y grasas saturadas, el café y, en ocasiones, los lácteos.
Por último, durante el periodo que precede a la menopausia debe tenerse en cuenta que las necesidades energéticas disminuyen, para poder ir adaptando la alimentación y conservar así un peso saludable.