- Funciones de la microbiota intestinal
- ¿Qué puede alterar la flora intestinal? ¿Qué es la disbiosis?
- Cómo afecta el estrés a la microbiota
- ¿Cómo mejorar la microbiota?
Funciones de la microbiota intestinal
- Digestión: la microbiota ayuda a descomponer alimentos que el cuerpo humano no puede digerir por sí mismo, como ciertos tipos de fibra. Las bacterias de la flora intestinal fermentan estos compuestos, liberando ácidos grasos de cadena corta (como el butirato) que son utilizados como fuente de energía por las células del intestino, promoviendo así una digestión más eficiente y la correcta absorción de nutrientes.
- Síntesis de vitaminas esenciales, como la vitamina K y vitaminas del grupo B, que son fundamentales para los procesos metabólicos, la producción de glóbulos rojos y la función neuronal. Además, algunos microbios también producen neurotransmisores o precursores, como serotonina, dopamina y ácido γ-aminobutírico (GABA), que en cantidades correctas influyen en el estado de ánimo y en la prevención de la ansiedad y la depresión.
- Eliminación de toxinas: la microbiota intestinal contribuye a la detoxificación al descomponer y neutralizar toxinas que provienen de los alimentos, del alcohol, de los contaminantes o de los productos metabólicos de nuestro propio cuerpo.
- Función protectora frente a patógenos al competir con ellos por los nutrientes y el espacio en el intestino. Además, muchas bacterias beneficiosas producen sustancias antimicrobianas, que inhiben el crecimiento de microorganismos dañinos, contribuyendo a mantener el equilibrio entre las bacterias «buenas» y las «malas».
- Refuerzo de la barrera intestinal, algo esencial para evitar que patógenos y toxinas atraviesen la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo (problema conocido como permeabilidad intestinal y que puede promover la microinflamación sistémica).
- Modulación del sistema inmunitario: al interactuar con las células inmunitarias del intestino, la flora influye en la respuesta inmunitaria, promoviendo la tolerancia a sustancias no dañinas (como los alimentos) y, por otro lado, ayudando a defender el cuerpo frente a infecciones. Un desequilibrio en la microbiota puede afectar a las defensas y contribuir a trastornos autoinmunes e inflamatorios.
¿Qué puede alterar la flora intestinal? ¿Qué es la disbiosis?
Esta puede verse afectada por factores como la dieta, el uso de antibióticos, el estrés o la edad. El desequilibrio en la microbiota se conoce como disbiosis intestinal y se asocia a problemas digestivos (estreñimiento, diarrea, intolerancias, colon irritable, distensión…), enfermedades metabólicas, dermatológicas, malestar emocional y trastornos inmunológicos o infecciones. También se ha comprobado científicamente que puede acabar apareciendo inflamación de bajo grado: se elevan los niveles de células inmunitarias, sentimos fatiga persistente, dolores musculares o articulares, molestias digestivas y, a la larga, aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiometabólicas, sobre todo en personas con obesidad.
Causas de la disbiosis | |
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Dieta inadecuada | Alimentación rica en azúcares refinados, grasas saturadas y productos ultraprocesados, así como baja en fibra y fermentados. |
Uso excesivo de antibióticos | Los antibióticos matan tanto a las bacterias patógenas como a las beneficiosas. |
Estrés crónico | El estrés puede afectar la motilidad, la secreción de moco intestinal y la producción de ácido gástrico, favoreciendo el crecimiento de bacterias patógenas proinflamatorias. |
Ciertas patologías | Condiciones como el síndrome del intestino irritable (SII), las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) o la diabetes pueden crear un entorno propenso a la disbiosis. |
Falta de sueño | Una microbiota intestinal pobre se relaciona con la alteración de los ciclos circadianos y con un sueño de mala calidad. |
Cómo afecta el estrés a la microbiota
Que el intestino es nuestro segundo cerebro es algo muy mencionado y tiene una explicación: el sistema nervioso se extiende por el tejido que reviste el aparato digestivo (recibiendo el nombre de sistema nervioso entérico) y tiene la capacidad de funcionar de manera autónoma, aunque está en comunicación con el sistema nervioso central (SNC). ¿De qué manera? Mediante el eje intestino-cerebro, una señalización bioquímica bidireccional que tiene lugar entre el tracto gastrointestinal y el SNC.
Por este motivo, es posible que hayas oído hablar del eje cerebro-intestino y su relación con el estrés. Cuando el cerebro detecta una situación estresante prepara al cuerpo para la «lucha o huida» liberando cortisol, pero también activa al intestino mediante las conexiones de este eje, alterando los movimientos peristálticos, las secreciones y su función. Así, es habitual experimentar diarrea, estreñimiento, náuseas, dolor abdominal o inflamación intestinal por estrés. También es fácil que se acentúe el malestar emocional si el estrés se alarga en el tiempo, ya que un 90% de la serotonina se produce en el intestino y es la conocida “hormona de la felicidad”.
¿Cómo mejorar la microbiota?
Una de las formas más efectivas de mantener la flora intestinal en buen estado es a través de una dieta equilibrada, rica en la fibra que sirve de alimento para las bacterias beneficiosas (procedente de frutas, verduras, legumbres, semillas, frutos secos y cereales integrales) y en alimentos fermentados (como el yogur, el kéfir, el chucrut o el kimchi), que contienen probióticos y pueden ayudar a la diversidad bacteriana. Puedes ampliar la información sobre alimentos que mejoran la microbiota aquí.
Por otra parte, hay que reducir el consumo de azúcares simples, pues pueden servir de alimento para ciertos patógenos como la Cándida. Lo conseguiremos evitando el consumo innecesario de productos ultraprocesados y dulces, que promueven la proliferación de bacterias nocivas y favorecen la inflamación intestinal y sistémica.
Además, los hábitos saludables son fundamentales para equilibrar la microbiota intestinal. Llevar una vida activa, combinando el ejercicio aeróbico con entrenamientos de fuerza, mejora la diversidad bacteriana, regula el tránsito intestinal, favoreciendo la desinflamación. Sin embargo, el control del estrés juega un papel igual de crucial, ya que el estrés crónico puede alterar la composición de la microbiota y afectar negativamente la salud intestinal. La respiración profunda y el yoga pueden disminuir la producción de cortisol (“hormona del estrés”), o incluso el simple hecho de tomarnos un tiempo para descansar y desconectar. Los complementos alimenticios de la categoría Equilibrio Emocional son una ayuda extra para relajar el organismo y ayudarte a combatir la ansiedad.
Ya lo ves, la clave para cuidar la microbiota intestinal está en gestionar el estrés, alimentarse correctamente y fomentar la actividad física. Se trata de un aspecto imprescindible si queremos cuidar de la salud en general y sentirnos bien.
Cuáles son las bacterias que tenemos que mantener a raya?
Gracias
¡Hola, Patricia! Aunque en la flora intestinal siempre habrá bacterias beneficiosas y patógenas, lo importante es la proporción de cada una de ellas. Mantener el equilibrio entre las bacterias «buenas» y «malas» es crucial para la salud intestinal, algo que se puede conseguir siguiendo las recomendaciones del artículo.
Algunas de las especies que no interesa que predominen son: determinadas cepas de E. Coli, Salmonella, Campylobacter, Shigella o Enterococcus.
Un saludo 🙂
GRACIAS