- ¿Qué son y para qué sirven las emociones?
- ¿Estoy gestionando bien mis emociones?
- Algunos ejercicios para gestionar emociones que sentimos atrapadas
¿Qué son y para qué sirven las emociones?
Las emociones son fascinantes, pues son esenciales para nuestra adaptación y supervivencia. Son nuestra guía interna, nuestra brújula y nos indican un camino para adaptarnos en el aquí y ahora. Son necesarias para relacionarnos con las personas, para motivarnos y para decidir.
Nuestras emociones primarias son como los colores primarios que dan lugar a otra gran variedad de matices y tonos. Son respuestas innatas y que todos los seres humanos comparten. Veamos cuáles son:
- Alegría: esta emoción surge de experiencias positivas, logros y conexiones satisfactorias. Nos brinda una sensación placentera que refuerza nuestro bienestar y nos motiva a relacionarnos con los demás, además de impulsarnos a buscar más experiencias gratificantes. La alegría nos ayuda a fijar metas y perseverar para alcanzarlas.
- Tristeza: la tristeza aparece ante la pérdida, la frustración o cuando nos sentimos vacíos. Es una señal que nos invita a detenernos y reflexionar sobre nuestra situación, permitiéndonos procesar el dolor, reorganizar nuestras prioridades y redefinir nuestros objetivos.
- Miedo: se activa ante amenazas y nos pone en estado de alerta para poder protegernos del peligro. Gracias al miedo, nos preparamos física y mentalmente para superar una amenaza de una manera rápida y eficaz incluso con más capacidad y fuerza de la que tendríamos normalmente.
- Ira: surge con la frustración, la injusticia o cuando sentimos que nuestros límites han sido traspasados. La ira activa nuestra energía defensiva y nos enfoca en el estímulo negativo, motivándonos a proteger nuestros derechos y límites. Curiosamente, la ira tiende a aparecer cuando creemos que tenemos cierto control sobre la situación y posibilidades de cambiarla.
- Asco: actúa como un detector de estímulos que percibimos como insalubres, repugnantes o potencialmente dañinos. Funciona como un mecanismo de protección que nos ayuda a proteger nuestra salud, ya sea física o psicológica.
- Sorpresa: surge cuando algo inesperado ocurre. Su función es captar nuestra atención de forma inmediata, preparándonos para reaccionar rápidamente y evaluar la nueva situación. Esta emoción nos permite adaptarnos a cambios repentinos y movilizar recursos para responder con eficacia.
¿Ves cómo cada una tiene su función? A partir de las emociones primarias y las experiencias sociales y culturales, nacen las emociones secundarias, como la culpa, orgullo, vergüenza o la envidia.
¿Estoy gestionando bien mis emociones?
Las emociones no deben reprimirse, deben atenderse. Quizás te ha pasado que, cuando sientes ansiedad, te duele el estómago, o cuando estás bajo mucho estrés, tienes tensiones en el cuello o en la espalda: estás somatizando. Esto sucede porque las emociones no expresadas y sostenidas en el tiempo se manifiestan como malestares físicos.
Tu cuerpo te habla, porque cuerpo y mente están profundamente conectados. Las emociones te indicarán aquello a lo que has de prestar atención. Si no les haces caso, pueden aparecer síntomas físicos como dolores, cansancio, trastornos gastrointestinales o insomnio… es tu cuerpo diciéndote, de manera desesperada, qué está ocurriendo con tus emociones.
La regulación emocional es clave en este proceso. Comprender y manejar tus emociones no solo te ayudará a prevenir estas somatizaciones, sino que también mejorará tu bienestar general.
No te sientas mal, mira estos sucesos como una oportunidad para identificar tus propias necesidades. Con ayuda de un profesional, como un psicólogo o terapeuta, podrás aprender técnicas de gestión emocional que te permitan identificar estas emociones y darles un lugar seguro para expresarse, sin que terminen acumulándose en el cuerpo.
Algunos ejercicios para gestionar emociones que sentimos atrapadas
¿Sientes ansiedad? ¿Te bloquea y dificulta tu día a día? Para y tómate un tiempo, hay que reconectar con el cuerpo y ayudarlo a volver a la calma, Un pico de ansiedad es una desconexión entre tu cuerpo, tus emociones y el momento presente. Estás atrapado/a en pensamientos que se anticipan o estás tratando de evitar sentir una emoción o una necesidad. Tu cuerpo te está gritando, porque tu mente no está pudiendo atender lo que necesitas. Deja de controlar y empieza a sentir, a escucharte.
¿Cómo abordar esta situación? Es normal no saber gestionar emociones intensas y sostenidas, pero es posible aprender. Explora lo que sientes y sobre todo, no lo juzgues, no hullas de las sensaciones que percibes, son mensajes que te dicen dónde tienes que mirar.
Estos pasos nos ayudan en un momento de ansiedad a reconectar con nuestro cuerpo y el presente. Reconocer lo que sucede, nombrar las sensaciones físicas y explorar las emociones bloqueadas nos permiten entender mejor lo que nos está ocurriendo y cómo lo procesamos. Al aceptar la sensación en lugar de resistirse, la ansiedad pierde fuerza, y tomar una acción pequeña, como respirar profundamente o moverse, facilita recuperar un sentido de control y calma. Sin embargo, estos pasos no reemplazan el apoyo de un profesional. Pedir ayuda a un terapeuta o psicólogo es esencial para abordar la ansiedad de manera integral y encontrar herramientas personalizadas para su gestión.
Además de las técnicas de gestión emocional, algunos suplementos pueden ser una gran ayuda complementaria para equilibrar nuestras emociones y contribuir a reducir la ansiedad de forma natural. Un ejemplo es Triptófano Plus con Ashwagandha y Rhodiola, que combina ingredientes conocidos por sus propiedades para mejorar el bienestar emocional.
Si quieres aprender más sobre tu interior, te invito a leer Todo lo que debes saber sobre el cortisol, la hormona del estrés.

Dietista y técnico acondicionamiento físico-deportivo, musculación y entrenamiento personal del equipo de Ana María Lajusticia®
Gracias por esta información tan útil…Me ha gustado mucho..
Nos encanta que te sirva en el día a día, Ana 🙂 Un abrazo
Me encanta todo esto
¡Mil gracias, nos alegramos mucho!
A