Teniendo en cuenta que una de las principales vías de entrada de las toxinas al cuerpo es a través de los alimentos y que éstas causan estrés oxidativo, nuestra salud puede verse comprometida. Si te sientes pesado, cansado, con alteraciones del ritmo intestinal, inflamación o jaquecas y tienes ganas de poner orden en tu día a día, este es el mejor momento para lograr que nuestro aparato digestivo “descanse” durante varios días.
Un plan detox consiste en programar durante unos días una dieta libre alimentos difíciles de digerir. No se trata de comer menos, sino de elegir bien y promover los procesos naturales de eliminación de toxinas. Los vegetales y el agua serán nuestros principales aliados para cumplir con este objetivo, ya que poseen propiedades diuréticas, depurativas y antiinflamatorias, por lo que debemos potenciar su consumo. También conviene cuidar el aporte de proteínas, a partir de legumbres, frutos secos, carnes blancas o pescados.
Dentro del plan, destacan alimentos como el ajo, la cebolla, el espárrago, el apio, el jengibre, el limón, la granada, la piña, las verduras de hoja verde, los alimentos fermentados, los frutos secos, las semillas y los frutos rojos. Estimulan al hígado en la producción de enzimas desintoxicantes que ayudan a filtrar los residuos tóxicos del sistema digestivo. Además, existen algunas plantas como el abedul, el té verde, la alcachofa o la cola de caballo que actúan favoreciendo las funciones de eliminación.
Recomendamos escoger un periodo tranquilo -física e intelectualmente hablando- para hacer estos cambios en nuestra alimentación y, a medida que pasen los días y en función de nuestra evolución, ir añadiendo hidratos de carbono complejos (preferiblemente integrales) hasta conseguir la pauta recomendada en el Método del Plato (25% de carbohidratos, 50% de verduras y 25% de proteínas en las comidas principales).
La idea de la dieta detox es servirnos como un punto de inflexión para el inicio de un modo de vida más saludable.