¿Son sanas tus relaciones personales?
Para poder tener una relación sana con nuestra familia, amigas, compañeros de trabajo o pareja sentimental, debemos empezar por tenerla con nosotros/as mismos/as. Para ello, el primer paso es el autocuidado, es decir, encontrar tiempo para nosotr@s, para nuestra felicidad y equilibrio interior. Lo ideal es recurrir a actividades que nos motiven, nos enseñen y nos suban la autoestima; a técnicas de relajación (como la respiración profunda) o a la meditación, que ayudan a reducir la presión arterial, la tensión muscular y el estrés. Aun así, como la salud física y mental están conectadas, también es básico ser activo durante el día y dormir lo suficiente por la noche.
No te olvides tampoco de una buena alimentación, ya que no obtener una correcta cantidad de ciertos nutrientes puede contribuir a padecer ansiedad, depresión, falta de concentración… Hablamos especialmente de hidratos de carbono complejos, vitaminas del grupo B, hierro, ácidos grasos poliinsaturados y triptófano, un aminoácido esencial que interviene en la producción y mantenimiento de las proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores como la serotonina, también llamada “hormona de la felicidad”. En consecuencia, favorece el equilibrio emocional -básico en las relaciones interpersonales- por lo que resulta de gran ayuda consumirlo a través de alimentos ricos en él y mediante complementos alimenticios como nuestro Triptófano con magnesio y vitamina B6.
Las bases del éxito social
El siguiente punto importante para conseguir unas buenas relaciones sociales es ser amable, expresar gratitud y transmitir confianza través de la honestidad. De lo contrario, es probable que comiencen a surgir inseguridades, creencias limitantes y/o pensamientos negativos que perjudicarán la relación. Actúa siempre de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio, para sentirte bien contigo mismo y favorecer unas relaciones sanas y duraderas.
Mostrar interés y estar disponible para compartir momentos con los tuyos es también fundamental. Sabes de sobra que, en la amistad, es mucho mejor la calidad a la cantidad. Por eso, selecciona bien tu entorno, cuídalo y, sobre todo, saca tiempo para disfrutar de momentos buenos y servir de apoyo en los momentos malos. De esta forma, recibirás lo mismo cuando lo necesites. Enfócate en comprender y respetar las emociones de los demás en lugar de juzgarlas, empatizando, perdonando y pidiendo perdón siempre que sea necesario. No hace falta que os veáis a menudo, hoy en día hay medios suficientes para “estar cerca” de alguien sin estarlo físicamente.
Por último, establece límites para que cada miembro de la relación delimite su espacio personal y no exista control ni se desarrolle una excesiva dependencia, ya que podría derivar en una relación tóxica.
En conclusión, el ser humano es social por naturaleza y la soledad emocional está vinculada a sentimientos de incomprensión, tristeza e inseguridad, por lo que los consejos de este artículo nos deberían ayudar a mejorar la calidad de nuestras relaciones y a conseguir sensaciones totalmente contrarias: solamente emociones positivas, como las que te mencionamos en esta otra entrada del Blog.