Procedente de la cocina japonesa (considerada una de las más sanas del mundo debido a que su población presenta la esperanza de vida más alta), es un plato con base de pescado azul, arroz, vegetales, algas y soja. Existen, además, variedades aptas para todos los gustos: para veganos, con ingredientes cocinados o marinados, con arroz integral, con salsa de soja baja en sal, etc.
Su base de arroz nos proporciona, gracias a su alto contenido en hidratos de carbono complejos (de absorción lenta), la energía necesaria para el correcto funcionamiento del organismo y para el rendimiento físico. También contiene minerales como el calcio, el magnesio, el selenio, el zinc y el potasio; es una buena fuente de proteínas y vitaminas del grupo B, es bajo en grasas y no contiene gluten.
En cuanto al pescado azul que suele incluir, se trata de un alimento rico en proteínas de calidad y omega 3, con propiedades estructurales, antioxidantes y cardioprotectoras. También aporta Vitamina D, una pieza fundamental en el metabolismo del calcio y el fósforo, minerales necesarios para constituir el esqueleto.
Las algas nori aportan minerales fundamentales como el calcio, el yodo, el hierro, el potasio y el magnesio, así como proteínas y vitaminas A, B y C. Ayudan al metabolismo normal y a prevenir el hipotiroidismo e hipertiroidismo.
Si también le añadimos vegetales, el sushi nos aportará todavía más fibra, vitaminas y minerales, esos nutrientes tan necesarios para el organismo.
Como ven, el sushi admite una gran cantidad de ingredientes que, debidamente combinados y consumidos con moderación, alguna vez a la semana, resultan una buena opción a incluir dentro de nuestra pauta alimentaria basada en la Dieta Mediterránea.